viernes, 28 de enero de 2011

"El Punto de Partida."

Resumen: Maria Santos
Artículo: “El Punto de Partida”
Autor: Roberto Carballo
Siempre, al terminar de leer cada texto o cada libro vuelvo al título para ver qué relación veía el autor entre lo que escribió y el título que le daba. Y me gusta mucho este ejercicio, es como si por algunos momentos estuviera conectada con la mente del autor, como si fuera coautora.
Pues lo mismo intenté hacer con el presente texto y me figuro que a lo que Roberto se refiere como punto de partida es un análisis del dónde estamos (espacio real), del qué tenemos (datos disponibles o documentación) y de a dónde queremos llegar (planificación de la acción).
Para darnos una idea general de estos aspectos, el autor nos pasea por conceptos como: los elementos básicos para la transmisión de un mensaje: Emisor __Medio__Receptor; y nos lleva a reflexionar un poco sobre lo que entendemos por comunicación vrs información.
A partir de las posibles formas de configuración de estos elementos, se puede dar una “comunicación” o una “información”.
Cuando al emisor no le interesa transmitir todos los datos de algo y encima se utiliza de un porta voz para hacerlo a medias y tener al receptor/destinatario controlado, está realizando una información, generalmente parcial y/o fragmentada.
Cuando el objetivo es que las cosas, o reglas, o reparto de tareas estén claros, el remitente trabaja por que todo funcione integralmente y que todos y cada uno de los demás sepan qué está pasando, como también sepan moverse en su ambiente de trabajo. Por tanto, el emisor intenta crear un ambiente de comunicación.
Generalmente, así es como son estos elementos:
Emisor: tiene, frecuentemente, el interés en ocultar hechos o datos. No vaya ser que un espabilado llegue a saber tanto como él y le amenace el puesto.
El Medio: cuando es un portavoz, no siempre entiende lo que tiene que decir, ya que tampoco a él se lo han dicho todo. Y por eso es porque muchas veces al informar algo y alguien le hace alguna pregunta, contesta diciendo “bueno, eso no lo sé.” Cuando no es un portavoz, es decir, cuando es el mismo que detenta el conocimiento, al hacérsele preguntas “peligrosas”, el “dueño de la información” sencillamente le da unas vueltas, utiliza “palabros”(R.C.) y les camela a los oyentes, que no se atreven a reformular la pregunta ni mucho menos a hacer otra. Pero en ambos casos, se quedarán sin saber lo que realmente les interesa.
El Receptor: algunas veces no es capaz de entender todo lo que se le explica ya que “nuestra capacidad de análisis es limitada” (R.C) y sobre todo porque la información ya viene ineficiente desde arriba.

Transformar la información en comunicación es el reto de las instituciones. Se puede llegar a ello trabajando con claridad y aceptando – desde el emisor hasta el destinatario – que somos falibles, pero que dentro de nuestra falibilidad podemos ser muy buenos, lo que en todo caso no nos quitaría la responsabilidad de co-operar, de actuar con otros, bien auxiliándoles o ayudándoles a crecer, bien aprendiendo de ellos, de sus aciertos y de sus errores a la vez que también actuamos como modelo de cómo hacer las cosas bien y de qué no hacer.
Según el autor – y pienso que aquí es donde resume la idea general del artículo – existe un itinerario que hay que seguir para hacerlo bien; “primero, conseguir una información, luego analizarla, sistematizarla; después planear la acción y, por último, ejecutarla y controlar sus resultados y aprendizajes.”

Al contrario de lo que dice Maquiavelo, “dividir para gobernar”, Carballo destaca que no es fragmentando el trabajo ni la gente “y que una parte lo hagan los de tal departamento y otra parte los de aquel otro” como se alcanza la comunicación. Porque la fragmentación no puede dar la justa medida del todo. Y éste es el reto, que hay que abordarse desde la política de la comprensión global del respeto al otro y del “amor” al que se refiere el autor citando a Piedrabuena al final del texto.

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